Mi camino en la escritura: de cuadernos reciclados a mi primera novela publicada
Descubre cómo nació mi pasión por escribir, qué historias me marcaron y cómo llegué a publicar mi primera novela de fantasía.

No vengo de una familia de escritores ni de lectores frecuentes, pero desde niña sentí afinidad por las historias: imaginarlas, escucharlas o contarlas. Recuerdo que solía inventar cuentos para mis hermanos, ya fuera para entretenerlos… o para asustarlos, según mis intereses. Sin embargo, no fue hasta la adolescencia que empecé a plasmar mis pensamientos en papel. Eran como versos que no contaban una historia, sino que expresaban sentimientos. Incluso escribí un par de canciones, aunque el canto nunca fue lo mío.
Después seguí con relatos autobiográficos. Era muy observadora de lo que ocurría a mi alrededor y sentí la necesidad de escribirlo. Usaba lápiz y escribía en un cuaderno reciclado. No me gustaba usar bolígrafo, y menos aún con tinta negra. Tal vez era la permanencia o la intensidad de la tinta la que me molestaba durante el proceso creativo.
Con la llegada de la popular saga juvenil Crepúsculo, me di cuenta del poder de las historias para conectar con otros y de cómo la fantasía podía integrarse al mundo ordinario. También influyeron películas como The Covenant (2006), Cirque du Freak: El asistente del vampiro (2009), Beastly (2011) y series del momento como The Vampire Diaries (2009), la mayoría basadas en libros. Aunque me encantaban estas historias, ocurrió algo en mí: sentí que no encajaban conmigo. No reflejaban mi realidad, mi cultura, mi idioma ni mi fe. Así nació mi primera novela de fantasía: Entre ángeles y demonios.

También escribí una novela adolescente, cuyo nombre ya no recuerdo, y que finalmente quemé, en un acto muy propio del drama de la edad. Fue la única vez que eliminé permanentemente una historia. Prefiero conservar todos mis borradores: nunca se sabe dónde pueden surgir nuevas ideas. A veces me pregunto qué habría sido esa historia si la hubiera reescrito en lugar de destruirla, pero sé que su alma está en mucho de lo que he escrito.
Primeros pasos, primeros tropiezos y la historia de “Mi cajita mágica”
Dicen que los escritores tienen rituales. Una vez vi la película Magic beyond words (2011), sobre la vida de J.K. Rowling, autora de Harry Potter, y recuerdo que ella guardaba sus manuscritos en una caja de cartón. Yo la imité: tomé una caja de zapatos, la decoré y guardé allí todos mis cuadernos reciclados, los lápices que usaba, cuentos cortos que me gustaban, fotos de mis actores favoritos del momento e incluso mi diario. La caja se llamó Mi cajita mágica, realmente no recuerdo cómo llegué a ese nombre, pero me gustaba ponerle nombre a las cosas y todos en mi familia terminaron por reconocerla así. Esa caja se convirtió en mi espacio creativo, un lugar seguro y respetado por todos. Y eso, para mí, fue un factor protector durante mi proceso como escritora.
Poco antes de cumplir quince años, comencé a escribir cuentos. Me gustaba su brevedad y la facilidad para compartirlos. Participé en varios concursos nacionales, aunque nunca gané. En el último año de bachillerato, concursé con un cuento sobre el medio ambiente. Fue la primera vez que alguien leyó un texto mío y me dio una retroalimentación seria. Por esa época descubrí a Edgar Allan Poe y realicé una adaptación de Hamlet para una dramatización escolar (yo interpreté a Ofelia). Recuerdo que la profesora elogió mi síntesis del texto.
A pesar de esos avances, tuve muchos altibajos. Las ideas estaban, pero no siempre lograba plasmarlas. Yo no solía leer, pero me encantaban las películas, en la mayoría de casos veía la película y, si me gustaba, luego leía el libro. Además, sentía que escribir era una pérdida de tiempo, dado que no generaba resultados inmediatos ni beneficios tangibles, pero algo en mí siempre regresaba a las hojas de ese cuaderno reciclado.
¿Cómo llegué a la fantasía? El nacimiento de Oscuro
Durante la universidad asistí a un taller literario donde, además de poner a prueba mis escritos, aprendí algo clave: debía leer mucho más. Así que hice una lista de libros esenciales: desde clásicos de la literatura universal hasta obras contemporáneas de autores reconocidos. Incluso escribía reseñas y reflexiones personales sobre las mismas, quería entender cómo funcionaban las historias. Todavía me faltan varios títulos por leer.

Después de graduarme, escribí una novela de ficción. Aunque una editorial colombiana aceptó publicarla, decidí no continuar con el proceso. Era un texto bien escrito, pero no me sentía identificada con lo que transmitía. Estaba basado en historias reales, y publicarlo anónimamente no tenía sentido para mí ni para el mercado editorial.
Una vez tomada mi decisión de no publicar, empecé a trabajar en una novela de romance titulada Oscuro, nombre inicial de Crónicas del Reino Oscuro. El primer borrador fue rechazado, por lo que estuve tentada a rendirme de nuevo, pero no pude o quizás no quise. Me inscribí en varios cursos virtuales de escritura y redacción, para mi sorpresa, muchas cosas que enseñaban ya las aplicaba de forma intuitiva.
Aunque Crónicas del Reino Oscuro empezó como romance y drama, poco a poco la fantasía se fue abriendo paso en la historia. Y me gustó. La realidad tiene su atractivo, incluso me resulta fácil de escribir o describir, pero también me deja un vacío. Como psicóloga, trabajé durante años con realidades muy duras: trastornos mentales, historias de vida complejas, pero no era eso lo que quería transmitir con mis libros. La fantasía, en cambio, me ofrecía un equilibrio, un espacio seguro para canalizar mi creatividad sin desligarme del fondo humano que me interesa explorar.

De manuscrito a libro publicado
En 2022 envié mi manuscrito a la editorial Calixta y fue aceptado. Sin embargo, ya estaba cerca de irme para Estados Unidos como au pair, por lo que dejé de lado la publicación del libro y me enfoqué en prepararme para el viaje. Honestamente, dudaba si debía publicar o no. Firmar un contrato editorial y trabajar en la edición de mi primera novela estando fuera del país nunca fue mi idea original.
Después de pensarlo con cabeza fría y ya estando establecida en Florida, decidí firmar el contrato con la editorial. Todo fluyó más fácilmente de lo que esperaba. Trabajé de forma remota junto con la editora, un proceso muy valioso para mí, pues era mi principal objetivo al publicar con una editorial: aprender.
El libro publicado no fue una variante de Entre Ángeles y demonios, sin embargo, Crónicas del Reino Oscuro debía ser el primero. Es una novela autoconclusiva que hace parte de un universo más amplio. Algunas historias están en unos pequeños borradores, mientras otras siguen tomando forma en mi cabeza, esperando pacientes el momento en que las de a conocer.

La decisión de escribir
Escribir no ha sido una decisión sencilla, sino una elección constante. Aún hoy tengo dudas sobre el oficio de escribir. La vida adulta, con sus cambios, obligaciones y responsabilidades, tiende a socavar esta labor, que no es tan sencilla como parece. No se trata simplemente de sentarse a escribir lo que se nos viene a la cabeza. Son procesos que pueden tardar años; Oscuro, por ejemplo, tiene una raíz que se remonta a 2016.
Hoy en día ya no escribo en cuadernos reciclados y Mi cajita mágica se convirtió en una carpeta en mi computadora, pero guarda el mismo significado. Todavía conservo libretas, diarios y la aplicación de notas del celular llena de ideas para reflexiones o futuras historias.
Creo en el poder de las palabras para denunciar, sanar, entretener… para hacer la vida más llevadera. Una forma de canalizar una imaginación inquieta, de darle sentido a la realidad y comprender mejor a los seres humanos.
Publicar mi primera novela fue un logro, sí, pero también un comienzo. Y este blog, de algún modo, es un nuevo tramo en este camino: la decisión de tomarme en serio la escritura y escuchar mi voz interior. Además, tengo fe en que, así como Oscuro labró su propio camino, las siguientes historias labrarán el suyo.
Seguramente el mundo pueda continuar sin mis escritos, pero yo no podría vivir sin escribir.